miércoles, 28 de agosto de 2013

Pizza de atún con masa casera



Ayer tenía ganas de mancharme de harina hasta los codos, me gusta amasar, estirar, rodar, plegar y vuelta a estirar una masa. Es algo con lo que disfruto mucho, me relaja y me gusta sentir la masa en mis manos, notar como cambia su consistencia con el amasado.

Y también me apetecía comer pizza, pero pizza buena, de la hecha en casa 100%. Creo que se me juntó  el hambre con las ganas de comer, como suele decirse y como tenía todos los ingredientes para hacer una buena masa de pizza casera me di el capricho de la pizza y me regalé mi particular “momento relajante” amasando la base.

Voy a intentar explicar detalladamente cómo se hace esta masa, que es muy sencillo pero que necesita de una manera específica de amasado para que quede elástica. No podía amasar y hacer fotos a la vez y estaba sola en casa, pero pondré mi empeño en ser lo suficientemente clara con la explicación. No obstante, si os quedan dudas ya sabéis que me podéis preguntar siempre que lo deseéis.

Ingredientes

Para la masa

300 gramos de harina de fuerza+la que admita
200 gramos de agua tibia
20 gramos de levadura de panadero fresca (u  8 seca)
15 gramos de sal
25 gramos aceite de oliva

Para la pizza

Salsa de tomate
Mozzarella rallada
3 latitas atún en conserva
½ cebolla tierna en aros finos
½ pimiento italiano en aros finos
2  Tomates naturales
Aceitunas negras
1 bola de mozzarella fresca
Orégano

Meterse en faena

Vamos a comenzar haciendo la masa, para ello pondremos la harina y la sal en un bol, hacemos un hueco en el centro. Disolvemos la levadura en agua tibia, el agua no puede estar muy caliente si no mataríamos la levadura (el agua debe estar a unos 30ºC). Yo la calenté en el microondas y le di 10 segundos, por si os sirve el dato.
Harina con sal en forma de volcan

Levadura disuelta en agua tibia
En el hueco de la harina echamos el agua con la levadura disuelta y el aceite y comenzamos a amasar ayudándonos con una cuchara desde dentro hacia afuera. Movemos con la cuchara hasta que la masa se desprenda de las paredes del bol, pero todavía es una masa muy pegajosa.
Al principio la masa es muy pegajosa

Enharinamos la superficie de trabajo y volcamos la masa, poco a poco vamos añadiéndole harina y se la vamos integrando hasta conseguir una masa que no se nos peque a la superficie de trabajo ni a las manos (es conveniente tener un cuenco con harina al lado ya preparado). La expresión de “harina la que admita”, da un poco de miedo a veces, no todas las harinas tienen el mismo tipo de molienda, también depende de la temperatura ambiente, de la humedad ambiental… Si le añadimos mucha harina nos saldrá una masa dura, la masa ha de ser consistente pero que se note húmeda, sea muy flexible y no se peque a las manos. A mí me admitió algo más de 100 gramos más de harina, aproximadamente.

Ahora comenzaremos el proceso de amasado propiamente dicho, con una mano sujetamos la masa y con la otra la estiramos y la volvemos sobre sí misma, hacemos este proceso durante unos 5 minutos.
Hacemos un rulo con la masa y lo estiramos tipo churro, a mí me resulta fácil hacerlo cogiendo cada extremo de la masa con las manos y estirándola en el aire a la vez que intento darle unos pequeños giros para que se vaya enrollando sobre sí misma. Una vez estirada la hacemos una especie de rosquilla, la doblamos y volvemos a estirar. Este proceso hay que repetirlo varias veces, unos 5-10 minutos, este es el secreto de que las masas de pizza estén tan elásticas. 

Formamos una bola con la masa y la ponemos en un recipiente ligeramente engrasado con aceite de oliva y tapamos con un paño limpio. Dejamos reposar entre 30-45 minutos o hasta que doble volumen. La manera de saber si la masa está lista para usar es hundiendo un dedo en ella, si recupera su forma es que se puede usar ya, si queda hundida debemos esperar a que termine de levar.
Cuando tengamos la masa lista para usar, enharinamos muy ligeramente la superficie de trabajo y volcamos la masa. Con los nudillos presionamos para quitarle el exceso de aire que contenga. Con las cantidades que os he dado sale una pizza grande o 2 medianas, si no vais a usar toda la masa se puede congelar bien envuelta en papel film. Yo la usé toda, esta masa es tan elástica que no necesita rodillo para estirarla, simplemente con las manos se va formando la forma que queremos. Es muy sencilla de trabajar.

Estiramos la masa sobre la placa del horno
Pasamos a la placa de horno levemente enharinada. Precalentamos el horno a máxima potencia, el mío alcanza los 275 ºC, cuanto más caliente el horno mejor para la masa.
Ya sólo es cuestión de ponerle los ingredientes que más nos gusten, yo le puse salsa de tomate tipo casero, mozzarella rallada, tomate natural a rodajitas, atún en conserva, aritos de cebolla y pimiento, aceitunas negras, una bola de mozzarella fresca a láminas y orégano.

Preparamos la pizza a nuestro gusto
Horneamos hasta que la masa esté dorada y crujiente, una vez en el horno se puede bajar la temperatura a 250ºC, pero no a menos. La pizza tardará en hornear unos 15 minutos, algunos bordes de la mía quedaron más gruesos y fue suficiente con 15 minutos, ante la duda siempre se puede pinchar el borde con un palo de brocheta para comprobar si se ha cocido bien.Queda una masa tipo pan, con muy buen sabor, crujiente en el borde y jugosa en el centro (mi pizza quedó más blandita al llevar tomates naturales, si no quedaría crujiente toda la pizza).

¡¡¡Ñam!!!
Os recomiendo a todos que un día probéis esta receta porque merece muchísimo la pena. Ah!, al día siguiente sigue estando buenísima si os queda un poco.

martes, 27 de agosto de 2013

Tarta de queso crema y cuajada

Tarta de queso crema y cuajada 00

La tarta  de queso crema es ideal para estos días de calor, es muy refrescante y es una tarta que cuaja en frígorífico, así que nos ahorramos andar enredados en los fuegos que parece que no apetece mucho en verano.

Yo siempre había hecho esta tarta con nata o leche y gelatina de limón, pero http://recetascasacarmen.blogspot.com.es/ me dio la idea de hacerla con cuajada. Me apetecía experimentar un poco y en vez de seguir su receta al pie de la letra me ha dado por improvisar.
El resultado ha sido muy bueno y en casa están entusiasmados con la tarta, y yo más feliz que una perdiz.
Tarta de queso crema y cuajada 01

Si os soy sincera cuando cogí el queso crema no me di cuenta y lo cogí light y en vez de usar nata o leche entera usé semidesnatada. La tarta está buenísima y alguna caloría le habré quitado por el camino, que tampoco viene nada mal. Aunque mucho me temo que light y semidesnatada no implica necesariamente baja en calorías pero, algo es algo.
Tarta de queso crema y cuajada 02

Hay muchísimas variantes de esta receta y todas son válidas, esta es mi versión, espero que os guste.

Ingredientes

750 ml leche  (yo use semidesnatada)
1 tarrina queso crema de 250 gramos (yo light por despiste)
1 piel de limón
125 gramos de azúcar blanquilla
2 sobres cuajada Royal
5 hojas de gelatina neutra
Mermelada de cereza
2 c/s agua
15 galletas tipo maría
100 gramos mantequilla

Meterse en faena

Con la picadora pulverizamos las galletas y las mezclamos con la mantequilla que habremos derretido en el microondas (sólo necesitará unos 30 segundos). Movemos bien y formamos una pasta y con ella forraremos la base del molde desmontable. La mejor forma de hacerlo es con las manos, presionamos bien la pasta de galletas y metemos al frigorífico para que enfríe. Si no tenéis picadora se pueden pulverizar las galletas metiéndolas en una bolsa de plástico y darles golpes con el rodillo.

Ponemos 600 ml de leche junto con el queso crema, el azúcar y la piel de limón a calentar a fuego suave. Vamos moviendo de vez en cuando para que el queso crema se disuelva bien y evitar que se agarre al fondo de la olla.
En los 150 ml restantes de leche disolvemos los dos sobres de cuajada. 

Cuando el queso esté totalmente integrado y la mezcla comience a borbotear retiramos la piel de limón  y volcamos la leche con la cuajada en la olla, movemos hasta que hierva, siempre a fuego suave. Una vez rompa a hervir retiramos del fuego. Dejamos que atempere un poco (unos 5 minutos) y ponemos de nuevo en el fuego hasta que hierva nuevamente y retiramos.

Ponemos 3 hojas de gelatina neutra a remojo en un poco de agua y cuando se hayan hidratado, las escurrimos y las echamos en la olla, movemos bien para que se disuelva.
Sacamos el molde del frigorífico y volcamos el contenido de la olla sobre la base de galleta. Yo lo he pasado por un colador por si quedara algún grumito de queso o gelatina sin disolver, creo que le da un acabado más fino.

Dejamos a temperatura ambiente para que vaya enfriando.

Cuando la tarta haya cogido algo de consistencia ponemos las otras 2 hojas de gelatina a hidratar. En un cazo echamos 3 cucharadas soperas de mermelada de cerezas. Yo he usado de cerezas porque quería acabar el bote que empecé cuando hice los Volovanes de cerezas y nata pero se le puede poner mermelada de fresa, moras, frambuesas, grosellas….La que os apetezca. Si la mermelada que uséis tiene muchos trozos de fruta podéis pasarla por la batidora, yo lo hice y queda mejor. Calentamos la mermelada a fuego muy suave junto con 2 cucharadas soperas de agua. Una vez caliente, no es necesario que hierva, le echamos las dos hojas de gelatina hidratada, movemos bien para que se disuelva.

Recubrimos la tarta con la mermelada pasándola por un colador para darle un acabado más fino.
Metemos al frigorífico y dejamos que cuaje un mínimo de 4 horas antes de desmoldarla.

¿Fácil verdad?

Comentarios a la receta

Como es la primera vez que he usado cuajada para esta tarta y no sé cómo iba a responder  el producto no me he querido arriesgar a que quedara una tarta demasiado blanda y por eso le he añadido las 3 hojas de gelatina. La gelatina no le aporta sabor, sólo consistencia, ha quedado una tarta firme aunque cremosa.  Creo que tomé una buena decisión.

La mezcla de queso, leche y cuajada la he hervido dos veces siguiendo las instrucciones del fabricante, no tiene nada que ver con que le hayamos incorporado gelatina.

Si queréis darle a la tarta un acabado más casero o rustico, no es necesario hacer el sirope de mermelada y añadirle la gelatina, simplemente volcar mermelada en la tarta y recubrir la superficie, pero para eso la tarta debe estar totalmente fría.

Yo he aromatizado la tarta con piel de limón, creo que casa muy bien el sabor con la mermelada de cerezas. No es estrictamente necesario aromatizar la mezcla, pero creo que en conjunto gana mucho con el limón.

Yo he usado gelatina en hojas porque me parecen comodísimas, se puede usar en polvo si lo preferís, yo he usado las hojas de gelatina que venden  en mercadona, que pesan cada una algo menos de 2 gramos.

jueves, 22 de agosto de 2013

Alitas de pollo en salsa con hierbas provenzales



Tenía unas alitas de pollo en el frigorífico que no tenía ni idea de cómo las iba a cocinar, las compré pensando en hacerlas al horno, pero de verdad que me da pereza encenderlo.
alitas de pollo con hierbas provenzales

miércoles, 21 de agosto de 2013

Ensalada de salmón y aguacate

Ensalada de salmón y aguacate


Hace tiempo que no os proponía una ensalada fresquita y con la ola de calor que nos golpea estos días apetece comer ligero, sano y fresco.

El salmón es un pescado azul con alto contenido en omega 3 que está muy recomendado por los nutricionistas ya que ayuda a disminuir  los niveles de colesterol, ayuda también a que no se formen trombos con lo cual está especialmente indicado en personas que hayan sufrido algún tipo de enfermedad cardiovascular.

Ensalada de salmón y aguacate 1

Dicen del aguacate que es uno de los alimentos más perfectos del mundo, constituye unas de las fuentes de proteína vegetal más importante, por eso son parte imprescindible de dietas vegetarianas y veganas. Contienen omega 3, ayuda a disminuir niveles de colesterol y son una pequeña bomba de vitaminas.

Así que la ensalada que os propongo hoy no sólo esta buenísima y queda muy resultona visualmente, sino que además es pura salud. 

Ingredientes para 2 personas

½ bolsa de lechugas variadas
4 lonchas salmón ahumado
½ aguacate
8 Tomates cherry
2 c/p mayonesa
6 Pepinillos pequeños
2 c/s zumo de limón
Pimienta negra recién molida
Eneldo
AOVE

Meterse en faena

Disponemos las lechugas en el fondo de una fuente dándoles un poco de volumen. Yo usé lechugas “gourmet” de Mercadona y también aproveché unos restos de iceberg que me quedaban. 
Lavamos y partimos a la mitad los tomates cherry y vamos colocando sobre las lechugas, de manera un poco desordenada.

Partimos el aguacate a la mitad y fileteamos. Usaremos los trozos más grandes en la ensalada, colocándolos ordenadamente uno al lado del otro, como si fueran pétalos de una flor. Las rodajas pequeñas de aguacate las reservamos para el aliño.

Partimos los filetes de salmón a la mitad siguiendo el corte natural de sus lomos, doblamos cada parte a la mitad y enrollamos sobre si mismas haciendo un rulo, con un poco de maña doblamos hacia fuera el filete de salmón intentando darle forma de rosa. Distribuimos por la ensalada las rosas de salmón.
Echamos unas gotas de aceite de oliva virgen extra por la ensalada, un poco de pimienta negra recién molida y un polvito de eneldo.

Para el aliño vamos a hacer una mayonesa de aguacate. Con las rodajitas más  pequeñas de aguacate que nos han quedado hacemos un puré ayudándonos de un tenedor. Le añadimos dos cucharaditas de mayonesa, una cucharada de zumo de limón y los pepinillos muy picados.
Yo he servido esta salsa aparte y he usado la cáscara del aguacate a modo de recipiente.

mayonesa de aguacate
Mayonesa de aguacate
Como veis a esta ensalada no le he puesto sal, el salmón ahumado ya contiene sal y pepinillos y mayonesa también así que no he considerado necesario añadirle más sal, aunque siempre se le puede poner si os apetece un punto más salado.

Ensalada de salmón y aguacate 2

Una ensalada simple, muy sana, bonita y buenísima.

martes, 20 de agosto de 2013

Almejas en salsa verde



Había comprado una bolsita de almejas y gasté una parte en la dorada con salsa marinera que os puse el otro día, pero me quedaron bastantes y al día siguiente preparé un buen aperitivo para mi chico y para mí.
Me apetecía hacer un clásico entre los clásicos, y escogí prepararlas en salsa verde. A mi padre le encantaban así y hacía mucho tiempo que no hacía esta receta.


La salsa verde es muy típica del País Vasco, uno de sus platos más conocidos, la merluza a la vasca, lleva una base de esta salsa aunque se le añaden también guisantes, huevos duros y espárragos.
Estas almejas no tienen ninguna dificultad de hacer, están buenísimas y para que salgan perfectas sólo se necesita no pasar las almejas de cocción y ponerle mucho cariño, la cocina sin cariño no sabe igual.

Ingredientes para 2 personas

 250 gramos de almejas (yo use  del tipo “japonesa”)
2 dientes de ajo
1 Guindilla cayena
Perejil
Sal
2 c/s vino blanco
Maicena
Aceite oliva
Agua

Meterse en faena

Lavamos muy bien las almejas para eliminar impurezas y es mejor dejarlas varias horas en un bol con agua dentro del frigorífico para que expulsen algún resto de arena que pudieran tener. Cuando vayamos a preparar el plato, las sacamos del agua y reservamos.

Pelamos y fileteamos finamente los dos dientes de ajo. Lo ponemos a dorar en una sartén junto con la cayena con 4 cucharadas de aceite de oliva. Los ajos queman muy rápido y si se queman amargan muchísimo, por eso es mejor hacerlos a fuego bajito para que vayan friendo poco a poco y queden de un bonito color dorado.

Cuando los ajos doren, echamos las almejas y un pelín de sal, damos unas vueltas y añadimos las dos cucharadas soperas de vino blanco y el perejil muy finamente picado.
Conforme vayan abriendo las almejas las iremos retirando a la fuente donde vayamos a servirlas. Si dejamos las almejas cocer y cocer, no sólo perderán sus propios jugos y mermará el gajo sino que incluso se saldrán de sus conchas.

Si alguna almeja no abre es que está muerta, no hay que intentar abrirla a la fuerza, se tira porque no vale para comer.
Disolvemos una cucharadita de las de café de maicena en un poquito de agua y se la añadimos a la salsa que tendremos en la sartén. Movemos bien para que coja cuerpo y la servimos por encima de las almejas.


Rápido, sencillo y espectacular de bueno.

Comentarios a la receta

Yo he usado maicena como espesante, pero se puede usar harina. Pero entonces el harina habría que rehogarla y lo haríamos cuando hayan dorado los ajos y antes de incorporar las almejas a la sartén. Prefiero usar maicena porque no hay que rehogar y evitamos así que coja color.

No es estrictamente necesario ponerle la cayena, a mí me gusta el punto picante pero si no os va, no le pongáis.

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